Dr. Agustín Mendiola de la Osa: «El dolor es lo que más sufrimiento genera»
El doctor Agustín Mendiola de la Osa actualmente es coordinador de la Unidad del Dolor del Hospital Puerta de Hierro pero comenzó su formación en el Hospital General de Ciudad Real, su ciudad. Allí descubrió el tratamiento del dolor y se dejó cautivar por él. Hablamos con el doctor para conocer cómo fueron sus inicios en el tratamiento del dolor, descubrir su función de mentor y valorar los avances de terapias y dispositivos de neuromodulación como la estimulación de alta frecuencia de Nevro™ y el implante periférico StimRouter™.
¿Cómo fueron sus comienzos en el tratamiento del dolor?
Mis comienzos en el tratamiento del dolor fueron en el Hospital General de Ciudad Real donde estaba haciendo la residencia de Anestesiología y en donde me tocó rotar por la Unidad del Dolor dirigida por el doctor Insausti, un gran referente nacional. La forma de trabajar, la delicadeza con la que trataba a los pacientes, su agradecimiento, el trato humano que tenía con ellos y la mejoría en la calidad de vida de los mismos me cautivó. Mi formación como médico de familia me ayudó muchísimo porque el trato con el paciente era una cosa que ya tenía ganada.
¿Las Unidades del Dolor han de tener la exclusividad en el tratamiento del dolor?
El tratamiento del dolor es una obligación de todas las personas que se dedican al cuidado de la salud. Es verdad que en las Unidades del Dolor tratamos este tipo de patología pero no es responsabilidad nuestra única sino de todo el mundo. Invito a la gente a que se forme, a que se interese por el tratamiento del dolor; da igual la categoría profesional a la que pertenezcan: médicos, enfermeros o auxiliares. El dolor es lo que más sufrimiento genera. Un dolor crónico, un dolor persistente, merma la capacidad emocional de las personas y hace que se aíslen y dejen de socializarse; sobre todo las personas mayores.
Hay que reconocer que este país tan bonito en el que vivimos lo construyeron las personas que ahora tienen 80 y 90 años. Es nuestra obligación moral que esas personas no sufran y que tengan una vejez con felicidad, para ello el tratamiento del dolor es muy importante. Tanto desde las sociedades científicas a las que pertenezco como desde mi hospital como desde el resto de hospitales en donde aporto mi conocimiento y mi granito de arena, empujo a los profesionales a que tengan siempre en cuenta a las personas que sufren dolor porque que la gente venga a la consulta con una sonrisa y sin dolor es la mayor gratificación que un médico puede tener.
Es fácil encontrarle viajando por España para asistir a compañeros de otras Unidades del Dolor a implantar nuevos sistemas de estimulación, ¿qué le mueve a ello?
La faceta de mentor es una faceta que me hace sentir muy orgulloso. Cada vez que me llaman para ir a cualquier sitio a ayudar a mis compañeros a poner un implante es una satisfacción inmensa y me llena de orgullo. Además, disfruto muchísimo con la formación. Igual que a mí me han enseñado, tengo la obligación moral de enseñar. Hay una frase que en su momento me dijo mi jefe que consistía en que el conocimiento no tiene dueño. Si tú el conocimiento no lo das y no lo ofreces es como si estuvieses robando a la comunidad científica. A ti te han enseñado y tú tienes que enseñar para que la terapia crezca y para que la gente se beneficie. Y la forma que tenemos es ayudándonos entre los distintos profesionales.
Cuando voy a los sitios intento aportar lo que yo conozco pero no hay sitio al que vaya del que no me traiga algo que he aprendido de mi compañero al que voy a ayudar. El mes pasado estuvimos en el Hospital Central de Asturias con los compañeros de la Unidad del Dolor poniendo sistemas y yo aprendí muchísimo y ellos también. Ese feedback permite que pacientes complicados que se pueden beneficiar de estos sistemas tengan una mayor calidad asistencial, seamos más específicos, optimicemos mejor los recursos y que se puedan beneficiar del implante de estos sistemas.
Frecuentemente implanta el sistema StimRouter™ ¿cuáles son los beneficios que aporta este estimulador periférico?
El beneficio mayor es la especificidad. El sistema de nervio periférico StimRouter™ es un sistema que me gusta mucho sobre todo cuando necesitamos disminuir la sensación de dolor que genera un nervio concreto. Otros sistemas de estimulación hacen un tratamiento sobre áreas relativamente grandes del cuerpo. Sin embargo, el StimRouter™ permite una especificidad de un nervio concreto. Es un sistema que a mí me gusta mucho porque es un sistema elástico y no molesta al paciente, además no va asociado a un generador implantable sino que es un sistema en el que el generador lo puedes utilizar, poner y quitar, y el paciente no tienen ningún dispositivo implantado que le suponga una carga a la hora de sentarse o de que le suponga una deformidad con la ropa. Es un sistema muy cómodo que acompaña con el movimiento. Sobre todo a mí lo que me gusta es la especificidad que genera sobre un nervio concreto que muchas veces estos pacientes es lo que necesitan, no que cubran un área grande sino un nervio concreto que es donde tienen su patología.
Forma parte de una unidad histórica en el tratamiento del dolor y pionera en muchos aspectos, de hecho hace 10 años que se implantó el primer neuroestimulador Nevro™ en el hospital Puerta de Hierro. ¿Qué balance hace de la evolución de los sistemas de neuroestimulación durante esta década?
El sistema Nevro™, como todos los sistemas de estimulación, ha evolucionado muchísimo. Son unos sistemas que antes utilizábamos de forma excepcional, como última herramienta, y cada vez utilizamos con más frecuencia. Tanto porque cada vez nos ofrecen más posibilidades de tratamiento y más alternativas como porque cada vez son más conocidos. Además, pacientes que antes con el sistema de estimulación no mejoraban o la fase test era negativa, ahora los sistemas de estimulación ofrecen mayor versatilidad (utilizar distintas ondas, varios tipos de estimulación, probar programas diferentes) y eso hace que la eficacia y el beneficio sea mayor.
A medida que va pasando el tiempo las personas van conociendo en qué consisten estos sistemas. Antes era una cosa desconocida, tú le hablabas a un paciente y no sabía bien lo que era, era una cosa como de ciencia-ficción pero cada vez más la gente es conocedora de estos sistemas, incluso los propios compañeros del hospital. Estos sistemas se van normalizando mientras siguen evolucionado muchísimo y perfeccionándose.
Está muy volcado en la formación y es el organizador del «Curso práctico de Técnicas intervencionistas de alta complejidad para tratamiento de dolor y dolor oncológico» que cada año se realiza en Ciudad Real ¿cómo surge este curso?
Para mí el curso de Ciudad Real es un curso muy importante porque en primer lugar es una forma de agradecer a mi tierra y al hospital de Ciudad Real la oportunidad que me dieron de formarme. Con este curso vuelvo a mis orígenes, es muy importante que uno crezca pero que siempre mire hacia atrás y sepa de dónde viene. Que se haga en Ciudad Real es un reconocimiento al sitio del que procedo.
Es un curso eminentemente práctico que procede de lo que hacía el doctor Insausti previamente. El curso intenta dar protagonismo al alumno. Se busca que el alumno sea el que aprenda, el que haga las cosas, el que practique, y que el profesor esté ahí para ayudarle, dar apoyo y resolver las dudas que puedan surgir.
El espíritu del curso es de aprendizaje, es un curso en el que todos nos formamos de todos. Lo más importante es aprovechar el tiempo, optimizar los recursos. El curso va orientado a que la gente aprenda y adquiera confianza. Son grupos muy pequeños de 3-4 personas lo que genera un ambiente familiar en el que uno tiene la libertad de poder comentar y aportar sus ideas. Es muy importante dar a conocer la formación del dolor, los tratamientos que podemos aplicar y perfeccionar las técnicas a nuestro alcance.